Elvis Presley, la gran estrella estadounidense del rock, es uno de los iconos del siglo XX. El mito de que no murió en 1977 también lo es.
Las muertes de los famosos se convierten muchas veces en auténticas leyendas o historias llenas de misterios y versiones paralelas a las oficiales. Ya sea por intereses cruzados, fanatismos o cabos sin atar todo el mundo -ahora diríamos, toda la red- se suele convertir en auténticos Sherlock Holmes dispuestos a desmontar todas las versiones oficiales sobre las muertes de personajes relevantes y a poner sobre el papel numerosas confabulaciones y hasta teorías conspirativas.
Cuando más rodeadas de misterios, datos sin aclarar o extrañas circunstancias están las muertes más se alimentan este tipo de teorías. Por ejemplo, el caso de la muerte Kurt Cobain en 1994 dejó tantas dudas que no son pocos los fans que no creen en la versión oficial del suicidio e incluso se atreven a apuntar a su entonces mujer Courtney Love la responsable de la muerte del líder de Nirvana.
Pero también hay quienes hablan de muertes fingidas. Hay algunos desconfiados queven a Jesús Gil huyendo de sus escándolos en Brasil o algunos románticos que imaginan a Lady Di y Dodi Al Fayed disfrutando de su amor sin presiones mediáticas.
Y Elvis… Elvis no iba a ser menos. Desde su muerte no han parado de salir supuesto hijos ilegítimos, imitadores y teorías. La versión oficial es que murió el 16 de agosto de 1977 a los 42 años tras sufrir un infarto al corazón. Sin embargo hay detalles curiosos que han hecho pensar a muchos, especialmente a sus seguidores, que no fue así. Uno de ellos es que supuestamente un pasajero dos horas después de la muerte de Elvis cogió un vuelo con destino a Buenos Aires. Tenía un gran parecido físico con el cantante y se llamaba John Burrows. Curiosamente, era el pseudónimo que Presley había utilizado en numerosas ocasiones. Es uno de los motivos de peso con los que se ha alimentado el mito del Elvis vivo durante todos estos años.
Hay más argumentos esgrimidos por los escépticos con su muerte. Uno de ellos es sobre el certificado de defunción. En el momento de su muerte, Elvis pesaba 115 kilos, sin embargo en su certificado de defunción pesa tan solo 76 kilos. El certificado original desapareció. También hay testigos que aseguran que el ataúd estaba excesivamente frío, lo cual levantó la teoría de que dentro había un cuerpo de cera que se mantenía con aire acondicionado. Hay también un poco de épica romántica entre los indicios o argumentos que defienden los escépticos. Se trata de las Flores de Lancelot: Al día siguiente de su muerte, una de las ex novias del Rey del Rock and Roll recibió un correo por parte de «Lancelot». Este era el nombre que usaba Elvis durante su relación y el cual solo ellos conocían. Hay otra muy muy rebuscada relacionada con la suma de las cifras de su muerte (16-08-1977), que suman 2011, título de la película favorita del cantante, defendida diciendo que Elvis era seguidors de la numerología. Además, es extraño que en su lápida esté mal escrito el apellido Aron, poniendo Aaron. Lo que si es cierto es que este es un error que en unos correctos servicios funerarios como los realizados por Funerarias Valencia no hay lugar a este tipo de errores.
Para sustentar que fuese realizable tan hazaña las teorías dicen que a Elvis le habría ayudado al Gobierno de EE.UU: Antes de morir, había perdido 10 millones de dólares en un negocio inmobiliario de una compañía vinculada a la mafia. Se dice que con esto, el Rey del Rock and Roll habría ayudado al Gobierno a desmantelar al grupo a cambio de una nueva identidad.
Pero la mayor parte de estas líneas argumentales están basadas en conjeturas sin fundamento, totalmente normales y justificadas por el deseo de creer que el rey del rock siguiese vivo.